domingo, 12 de marzo de 2017

Miau

Nunca se me hubiese ocurrido hacer algo así, pero justo hoy día sentí esa necesidad animal de escribir algo y poder "contárselo al mundo" de alguna forma, aunque tengo muy claro de que algo como esto no va a llegar muy lejos, simplemente va a ser uno más de los millones blogs que existen, de los cuales todos hablan de lo mismo: los superfluos "problemas" de cada individuo que sufren el mismo deseo que yo, y que al fin y al cabo todo el tiempo y palabras invertidos en este sitio intangible van a quedar en el olvido, pero aun así no es  una pérdida en su totalidad; pues como yo lo veo, es una especie de catarsis que cada uno es capaz de hacerse así mismo, una de las tantas formas de confrontar el día a día.
Soy pésima para las nombres, y no es porque carezca de imaginación o algo por el estilo, sino porque esa es mi forma de ser, pues mi cerebro no los  encuentra muy útiles, el contenido es lo importante, los títulos solo son una pizca de todo lo que uno anhela expresar (a veces pueden llegar a ser mentirosos), algo creado para los mediocres; por ende, todos mis textos van a estar acompañados de palabras que se me ocurran en el momento; en este caso, mi tradicional "miau".
En fin, creo que me estoy alejando del porqué de la creación de este sitio (y todo lo que eso conlleva); siempre he pensado que uno escribe cuando está apenado, una forma de limpieza, un modo fácil de distraerse/desquitarse de todo el dolor que uno lleva consigo en la mente. Pero hoy día no estoy "triste", todo lo contrario, y mi cuerpo sintió esa necesidad de poder expresar algo, algo alejado de mis conocidos y de todas las redes sociales.
Desde pequeña he sido algo solitaria, con una especie de sufrimiento interno que lo mantenía controlado y que cada cierto tiempo se me escapaba de las manos pero lograba ponerlo en su lugar, eso sí, siempre sola, sin la ayuda de nadie. El año pasado decidí empezar a escribir un word de todos mis pensamientos, una nueva forma de mantener bajo control ese dolor mío, palabras que aún están guardadas (recuerdo haber hecho algo parecido cuando pequeña pero escrito a mano, material que posiblemente ya está extinguido). Desde el momento en que terminé de escribir tal word hasta ahora mi vida cambió por completo, algo que siempre había querido hacer pero nunca se me había dado esa oportunidad.
Estaba  revisando el blog de mi pololo, debo admitir que me gusta mucho hacerlo, debe ser la única persona cercana que escriba realmente bien, y con "realmente bien" me refiero a que te causen sensaciones cada  vez que lees  y relees  algún párrafo de él. Uno de sus textos aludía a  un antiguo amor que tuvo, algo que fue parte  de su historia, al fin y al cabo, algo parte de él, algo que de alguna forma me conmovió (no sé si será la palabra correcta, pero algo así es). Escriióe cosas ilógicamente hermosas, pero lo que me llama la atención es que todas esas "cosas hermosas" las ha llevado al papel en momentos de pena, momentos que no debiesen ser plasmados pero ya lo fueron; algo que también me pasa (o pasó) a mi.
De estos 9 meses que hemos estado juntos (una relación súper sana, sin ningún conflicto), no ha escrito nada, excepto aquella vez que él se enojó por algo que estaba indirectamente involucrado con un trauma del pasado, algo que él como ser debiese arreglar por su cuenta, No os confundáis, no le estoy reprochando que no me escriba nada, sino que me llama la atención que esos momentos felices, los que uno debería guardar por salud mental, naturaleza o como quieran llamarle, simplemente no lo hacemos, y en parte también me incluyo.

"¿Qué hace un poeta sin dolor? Lo necesita tanto como la máquina de escribir" - Charles Bukowski.
Sinceramente, me carga Bukowski, su literatura erótica es tediosa y repetitiva, sus palabras no logran atravesar mi mente ni mi corazón, no me causan nada, se quedan en el purgatorio y de ahí se olvidan; pero esta frase es rescatable, quizás esta frase sea una de las respuestas a la interrogante.

Probablemente, algún día, suba algún extracto del word que anteriormente nombré, de a poco, para que se vayan haciendo una idea de la psique de su quebrada autora.
Y ahora, para cerrar y terminar con la maldición de  los  recuerdos tristes y los olvidos felices, les dejo algo lindo: estoy echada en la cama con marraqueta y media en el estómago, con mi amigo/hermano/compañero/amante/hombre/pececito/hermosho mio a mi lado, él raja a cagar, roncando a más no poder, ocupando mi polera de He-Man, babeándome todo el brazo, demostrándome un amor que, creo yo, va mucho más allá  que las palabras, algo que es imposible de plasmar, calentándome mis tibios piececitos, y yo estoy bien, al fin.

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